Clamar por la misericordia de Dios.
Lamentación 3:22–26 22Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. 24Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. 25Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. 26Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. La misericordia es lo que se necesita cuando lo único que nos queda es el castigo, la desgracia, el mal merecido. La misericordia es la opción que toma Dios, para que en medio de nuestra miseria, Él decida tener esa compasión para librarnos. La gracia nos salva, la misericordia nos libra. La misericordia debe llegar cuando algo está destruyéndonos, antes que sea consumido. Lamentaciones 3:22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, … Lo que puede evitar que esta pandemia no nos consuma es la misericordia de Dios. La buena noticia es que Dios es un Padre de misericordia. 2 corintios 1:3–4 3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Clamemos por la misericordia de Dios y su consuelo, porque ya esta pandemia ha hecho mucho daño. Donde llega la misericordia llega la sanidad, la restauración, la gracia salvadora y el bien del eterno Padre. En lamentaciones 3.22 la palabra misericordia viene de una palabra que tiene la idea de un AMOR LEAL. Este amor leal se presentó de tal manera, que llegó la misericordia para que no fueran consumidos. Merecían el castigo, era justo lo que pasaron, pero Dios miro a un pueblo que era de Él, y detuvo lo que podía consumirlo. La misericordia es parte de un plan de preservación. Por ejemplo: En un clima muy caliente, andaba en un carro que, aunque no era muy viejo, tenía como uno a dos años, pero descuidado en su mantenimiento. De repente, empezó a salir humo, alguien me avisó y trajo un líquido especial y eso evito que el carro dejara de funcional totalmente. El que sabe de mecánica, rápido entiende que se sobrecalentó el radiador, antes de esto el carro mismo indicaba que esto iba a suceder, pero no se en que estaba enfocado que no me di cuenta. Se no se detiene el vehículo se puede dañar el motor del carro. Todo este proceso es parte de un sistema que evita un daño mayor al motor del carro. A esto es lo que podemos comparar a un sistema de misericordia, en la vida del ser humano, que contantemente están las indicaciones de que algo no está bien, y que solo la misericordia puede detener el daño mayor. Siguiendo la idea de la mecánica, he tenido carro donde la solución es un radiador nuevo. Todo sigue en su marcha, después de un cambio de radiador. Es interesante que así está operando el sistema de la misericordia de Dios en la vida, que cada mañana es cambiada por una nueva. En lamentaciones 3:23 Dice: Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. El asunto del pecado llama juicios que nos merecemos, pero Dios mantiene su sistema de misericordia y no deja que colapse, o se paralice. De hecho, esto es lo que se está reconociendo: No fuimos consumidos porque ...nunca decayeron sus misericordias. Lamentaciones 3:22 Lo que estamos viendo es una esperanza puesta en la misericordia de Dios, un amor leal al pueblo de Dios. No es que Dios tiene que buscar misericordia, Él es misericordia. El sistema de misericordia es Dios cada día manifestando su amor de manera renovada. Use la palabra renovada solo para que entendamos en lo natural, un proceso continuo de ese Amor Leal. Joel 2:13 13Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Porque Dios se duele del castigo? Dios es justo, y esa justicia demanda el juicio o el castigo. La injusticia es la que deja libre al culpable, pero en la justicia el culpable debe pagar . El sistema de la misericordia te está preservando para que la gracia te salve. Con esto entendemos la muerte de Cristo, quien pagó lo que la justicia divina demandaba. Romanos 6:23 23Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Nosotros hablamos de un plan de salvación, porque eso es lo que identificamos por las escrituras, no podemos ignorar que en Ezequiel 18:4 Dice: 4He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. Esto es una sentencia divina que debe darse, porque desde Adán el hombre rompió esa relación de vida con Dios y se hizo su enemigo. Estas cosas no se dicen mucho porque no es rentable y puede ser que el hombre la rechace por una filosofía de vida que aliente sus emociones, ignorando el gran problema del pecado. El plan divino busca que, en Cristo, se pague la culpa, y que nosotros seamos reconciliados en El, por gracia y pura misericordia. Aunque el pecador merece el castigo de la ira de Dios, Cristo experimento la ira de un Dios santo, para que nadie se queje que nunca recibió ese amor leal departe del Dios de amor. Eso indica que después de toda esta obra de salvación, legalmente no tenemos escusa. Romanos 5:8–11 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación. De algo ha quedado claro y es que Dios no ha fallado, es todo lo contrario, levanto un plan de salvación para salvarnos de la vida de pecado. En 1 Juan 4:10–11 Dice: 10En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Tengo que ir terminando. Y quiero hacerlo con la famosa parábola del hijo prodigó, como usted se sabe el relato quiero llevarlo rápido a la reacción del Padre. En Lucas 15:20–24 Dice: 20Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. El hijo prodigó una vez dejó al padre, y regreso totalmente arruinado, y vemos que la misericordia, el amor leal, se manifestó de tal manera, que el hijo prodigo no recibió lo que se merecía, más bien, la gracia entro en acción, recibiendo lo que no merecía. El Padre fue movido a misericordia... Clamemos por la misericordia, lo que hoy vivimos es fuerte, necesitamos de la misericordia que opere a favor de este mundo. Aunque el salmo 6:3–5 es la oración de alguien enfermo, hay algo que tomar en cuenta: 3Mi alma también está muy turbada; Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? 4Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia. 5Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará? El salmista podía confiar en la misericordia. Donde hay problemas graves, el humillarnos es el paso que nos acerca a la misericordia de Dios. En la noticia vi a un reportero en New York, muy tocado por la situación que el presencio, de cómo los cadáveres eran sacados en gran cantidad, para ponerlo en un contenedor. No podía ni hablar bien, su voz como que se cortaba, tratando de no llorar en público. A esto es lo que se le llama confusión, en Daniel 9:8–9 Dice: 8Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. 9De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, Clamemos por el perdón y su misericordia. Que como el hijo prodigo esta historia termine en celebración y se detenga el luto que está llegando a nuestras ciudades. Pastor Abraham Luciano
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